miércoles, 11 de junio de 2014

El miedo

Por primera vez en su vida, tenía miedo. Verdadero miedo. Un miedo interno, subversivo, que se negaba a alejarse y se empeñaba en cebarse con su serenidad y su andar en tacones. Tenía miedo de las consecuencias, de los por si acaso, de las razones, de las variantes de cada acción. Tenía miedo de respirar en un mal momento, de cruzar la calle mirando, de masticar bien la carne, de hacerlo todo bien y de que, aún así, diera exactamente igual porque el miedo no perdonaba y se burlaba hasta de su barrio.


Tenía miedo al miedo.

Y de repente, todo pasó. El miedo fue un espejismo que tapaba la realidad de una superioridad de la que por las buenas fue consciente. Había ganado. Otra vez.