martes, 1 de septiembre de 2009

Un día frío

Hoy ha hecho un día otoñal, con termómetros bajos y chaquetas de lana. Lo siento mucho, pero a mí me gusta más así.

Tal vez sea porque el calor casi siempre ha traído malas cosas a mi vida. Tampoco es que fuera a borrar los veranos del calendario como si me hubieran salido mal las cuentas, hace ya tiempo que me reconcilié con ellos. Simplemente es que soy más feliz cuando hace frío.

Entre muchas cosas, se hace mejor turismo, el café está más rico y, además, me gusta dormir tapada hasta las orejas. Y sí, los recuerdos más felices de mi vida van ligados a las bajas temperaturas.

Aquí la gente, acostumbrada a los rigores invernales por obligación, me sigue preguntando por qué cambié el buen tiempo por este frío inmisericorde que se te mete hasta los huesos y no sale y se queda y se funde hasta que asumes que es parte de ti.

Yo siempre digo lo mismo: simplemente soy más feliz cuando hace frío.