lunes, 31 de agosto de 2009

Se empieza por plagiar estilos literarios

Soy emigrante que sólo piensa en volver e inmigrante que prefiere no hacerlo.

Soy madre primeriza, muy primeriza, pero sé que esto lo he hecho yo antes, mucho antes.

Soy de los que juzgan y apostillan que no les gusta juzgar.

Me gusta beber pero no lo hago porque me gusta demasiado.

Como todo el mundo, odio pisar un tanatorio, pero en los de Madrid me saludan ya por el nombre de pila.

No pienso en las consecuencias de mis actos pero soy tremendamente consecuente.

Estoy en contra de la violencia pero ardo en deseos de pegar un buen par de bofetones.

Quiero a mis amigos pero los descuido demasiado. Y aunque los descuido demasiado, inexplicablemente, me siguen queriendo.

Me declaro antitabaco pero no me resisto ante un Marlboro.

Soy cuidadosa con el dinero pero no sé ni cuánto me queda en el banco.

Olvido con facilidad y a pesar de ello me las arreglo para seguir siendo rencorosa.

Soy impulsiva en el momento y reflexiva cuando me arrepiento de serlo.

Tropiezo siempre con la misma piedra y no porque no mire el camino al andar.

Me paro a hablar con todo el mundo pero aún hoy sigo luchando con mi timidez.

Soy un puro caos pero planifico como nadie.

Echo de menos, aunque lo de menos sea reconocerlo.

Vivo de las palabras pero me agobia escuchar algunas.

Me ruborizo con facilidad a pesar de haber pasado los treinta.

No tengo vicios porque soy poco constante.

Me río de mí misma aunque eso luego me pase factura.

No sé si creo en Dios, lo que sí sé es que estoy bastante enfadada con él.

Por encima de todo, sigo amando a los que me dejaron de amar.